Porque tú no eres Nicholas Alkemade.
Porque tú no eres Nicholas Alkemade.

Porque tú no eres Nicholas Alkemade.

En prevención de riesgos laborales como en cualquier otra disciplina siempre hay supuestos que escapan de lo que es común, que rompen con la regla establecida, e incluso con las leyes de la naturaleza.

Esta es la historia de Nicholas Alkemade:

La noche del 23 al 24 de marzo de 1944, Nick se encontraba sobrevolando la región del Ruhr como artillero de cola, tras haber completado la misión en la que el «S for Sugar», un bombardero Avro Lancaster, pilotado por James Newman, lanzó dos toneladas de bombasexplosivas y tres toneladas de bombas incendiarias sobre Berlín. En la operación participaron trescientos bombarderos pertenecientes al 115º Escuadrón de la Royal Air Force, que fue atacado en el vuelo de regreso por cazas Junkers Ju 88 de la Luftwaffe.

El artillero Alkemade logró hacer estallar el motor de un caza alemán, pero éste les había alcanzado, dejando el bombardero críticamente dañado.1

El avión se precipitaba a tierra y su paracaídas estaba ardiendo, por lo que el joven sargento se dejó caer al vacío, quizás buscando una muerte menos dolorosa.

Durante el descenso de 5000 m y a 200 km por hora se desvaneció, aterrizando sobre 46 centímetros de nieve, tras haber sido su caída amortiguada por las ramas de unos abetos. Al recuperar el conocimiento descubrió que sólo se había torcido el tobilloy presentaba simplemente unas cuantas abrasiones sin importancia.

Pero su historia de suerte y fortuna no queda aquí, pues terminada la guerra mientras trabajaba en una planta química su mascarilla se desprendió accidentalmente mientras estaba manipulando cloro, después de permanecer inconsciente, después de que sus compañeros lo sacaran a rastras al exterior, después de 15 minutos se despertó, milagrosamente sobrevivió a este percance.

Su fortuna ante el riesgo y el accidente no quedó aquí, pues poco tiempo después ajustando una tubería en su lugar de trabajo, esta se rompió y le roció de ácido sulfúrico de los pies a la cabeza. ¿Qué pensáis que le ocurrió…? Pues que sobrevivió.

Y siguió teniendo suerte, pues poco tiempo le cayó un poste de metal de tres metros de largo encima desde una altura bastante considerable. Pues sobrevivió.

No queriendo tentar más a la suerte, decidió cambiar de trabajo por el de comerciante de muebles, lo cual le permitió seguir viviendo el resto de su vida sin sobresaltos hasta poder morir pacíficamente en su cama.

No sé tú, pero no creo que seas como Nicholas Alkemade, sólo ha habido uno. Por eso te digo que tengas ojo con la PRL

 

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